jueves, 9 de agosto de 2012

Quisiera compartirles un texto que leí en un blog de España llamado El Diario.es. 

El título de la noticia es: México: Permiso para matar mujeres . . . en cuanto lo leí, me quede helada . . . el contenido sólo me decepcionó e entristeció . . . mi país y sus "leyes" su manera de entender "la justicia" generan que mi estomago se llene de impotencia y bilis . . . estimada/o lector/a les dejo unos párrafos del documento que menciono, invitándola/o a que lo lea completo.


El feminicidio de Nadia Muciño se ha convertido en uno de los casos más emblemáticos y que mejor reflejan el clima de impunidad y despropósito que vive México. Tuvo lugar en 2004 en el municipio de Nicolás Romero, en el Estado de México. Nadia tenía 24 años y tres hijos, fruto de la relación con su pareja, Bernardo López. Él había agredido a Nadia en varias ocasiones e incluso llegó a privarla de su libertad durante seis días.
A pesar de una denuncia y de un intento de separación, el 12 de febrero, Bernardo llegó a casa acompañado de su hermano, Isidro. Entre los dos golpearon y torturaron a Nadia. La introdujeron en una cisterna de agua para, finalmente, ahorcarla de una viga de su casa. Los niños –de cinco, cuatro y dos años de edad– presenciaron el crimen.
“La hermana de Bernardo vino a informarme de que Nadia se había suicidado. No lo creí. Fui a la casa, y vi a mi hija muerta. Estaba arrodillada en el baño. Inmediatamente, regresé a mi casa para llamar a las autoridades porque donde ella vivía no había servicio telefónico”, recuerda Maria Antonia Márquez, madre de Nadia, que ha accedido a hablar con eldiario.es.
María Antonia comprobó con sus propios ojos cómo las irregularidades comenzaron desde el primer momento. Su hija estaba ahogada por tres objetos diferentes: unos cordones, un cable de luz y una soga. El perito no se molestó en recoger como prueba la soga y la dejó en la casa. El cable de luz y los cordones se extraviaron. Cuando la madre de Nadia aún no tenía abogado, se presentaron en la casa los dos letrados de Bernardo, uno de ellos un conocido político local, que no tuvieron problema para hablar con el perito allí mismo. 
A su salida, las autoridades dejaron la casa sin precintar, abierta para que entrara quien quisiera. “Pocos días después Bernardo y su familia volvieron y quemaron casi todo”, afirma la madre de Nadia. Efectivamente, en una segunda inspección, las autoridades encontraron la casa quemada y apenas pudieron recoger alguna prueba más. Las muestras de sangre que encontraron en varios lugares de la casa también acabaron por perderse. “Extraviaron todas las pruebas y sólo nos dejaron la declaración de los niños, que el perito descalificó. Del reguero de sangre que había en el suelo, dijo que se trataba de la suciedad habitual de la casa”, señala María Antonia.
En México, violar y matar mujeres sale gratis. Si hace unos años, Ciudad Juárez adquirió una truculenta fama mundial debido a los frecuentes asesinatos y desapariciones de mujeres que quedaban impunes, a día de hoy esa violencia se ha extendido a prácticamente todo el país.

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